sábado, 24 de noviembre de 2007

Ángel oscuro que apaga nuestras velas...

Entre sinceridad te mueves. A inocentes buscas. Con calma admiras, lo más sencillo de cada vida. Eres observador y calculador. Todo controlas.

Te ganas la confianza de los más fuertes, y consigues sembrar el miedo en los más desdichados.

¿Pues no temen la muerte aquellos que detestan la vida? Y a que se le llama eso… ¿a ser fuerte?

Pues no eres más débil si más vidas dejas escapar o a lo sumo perdonar. Pues no eres tú quien nos separa de la realidad enviándonos al más allá. Más quien puede guiarte viejo vividor de llantos y anciano del tiempo.

Apenas comprendo el terror sembrado por tu persona. Si eres la más simple de las cosas, tanto es, que no te siento. Ni cuando llegue mi momento ni ahora que lo veo con mis propios ojos.

¿Tanto es el ansia de abandonar este lugar? ¿Por qué señor oscuro es usted el que está condicionado por esa tarea?

Acaso no es usted más honesto que el que manda sobre vos, que tiene que ser usted el que arregle los malestares de este lugar. Un lugar que usted no creo y en el que, sin embargo, aparece día si y noche también para desearnos dulces sueños.

Tan dulces y perfectos que en lo más profundo de ellos nos espera un descanso eterno.

Pues no sois vos un acolito del genio entonces. Siquiera un siervo.

¿Hades a quien sirves?

¿Al Arcángel a quien muestras tu bondad y honestidad?

¿O eres un castigo del que nunca dio la cara por nadie?

Perfecta sombra, si acaso penumbra, que culmina con el poder de la vida. Un regalo de Dios, así como el poder de arrebatárnosla en décimas de segundo.

Ojos sin consistencia, oscuras pupilas inertes, en las cuales puedes ver el poder de quien muestra ante ti humildad y dolor.

No te vas por que quieres, si no por que ya has cumplido.

Él… un simple papel en una obra que no existe. Tú vida.

Pues sigo sin entender como usted, gentil hombre de negro, no abandono este trabajo antes. Pues no es tu culpa emancipar el nombre de los fieles seguidores de la tierra, ni siquiera mancharlo.

No es usted el malo.

Llega un momento en toda vida de mortal el acabar con un final feliz. Siempre es feliz. Y que más… ver como todas tus respuestas se ven contestadas a la misma par que él te pide que cierres los ojos y solo rindas placer sobre tu principio.

No se de donde venimos, y muchísimo menos a donde vamos, solo se que el medio en el que andamos, es mucho mejor cuando no hay miedos, y si los hay, alguien se encargara de quitárnoslos.

Por que más miedo da el saber lo que nos espera que vivir sin tener en cuenta las consecuencias. Al fin y al cabo, hasta las más gentiles y honestas personas, desaparecen.

No hay comentarios: