lunes, 26 de noviembre de 2007

Incompletos...

...justo cuando se fue. Mientras, un humo negro ahogó el vació que ella en ti dejó. ¿Qué diferencia hay entre la no existencia y la distancia eterna? Para mí todo es igual de un modo equivalente, con lo que el daño es el mismo, vacio que jamás podrá llenarse con nada.

Atada a la distancia durante años me hizo ser fuerte, una fuerza invisible que no pude ver nunca, porque ahí estaba yo, llorando aquellos días en los que no ocupaba mi tiempo en nada. ¿Se puede seguir adelante de la misma manera con la que siempre lo has estado haciendo, pero sin esa parte de ti que queda aferrada para siempre aquello que una vez perdiste?.

¿Cuanto tiempo tardamos en reponernos de un ataque moral? ¿Cuanto mayor es la herida?

Si tan grande tiene que ser esa espina, ¿por qué hasta lo más pequeñito causa en nosotros un desfallecimiento emocional tan grande? ¿por qué somos tan vulnerables?

No nos hicieron de oro para lucir entre las especies sin razón, tampoco nos hicieron de hierro para aguantar el golpe más duro, ni siquiera líquido para escurrirnos y escapar de las perfidias.

Nos hicieron matables.

No hace falta derramar sangre para arruinar una vida; pues no duele más la herida, si no la cantidad de sangre derramada. Una metáfora que muchos podrían relacionar con el acto más ruin, ¿sería pues, equiparable?

Muchos años separada de cosas importantes, hacen que te tomes todo de otra manera. Quizás no de una correcta, pero lo suficientemente dura como para que aprendas a valorar detalles que muchos dudan de que existen. El perder a gente, es algo inevitable a lo largo de nuestras vidas, como una pareja, un familiar, etc. No hay manera posible de pausar ese trance, tal es así, que nuestra condena por seguir pedaleando, aunque la cuesta sea demasiado descendente y tengamos miedo a caernos, no es más que el curso de la vida misma, un curso que queramos o no, está y seguirá estando lleno de desdichas e injusticias que nunca podremos solventar.

Por ello mismo, aunque un trocito de nosotros se esté muriendo y el otro intente tirar con fuerza para al menos pensar, que se puede llegar a ser una gran persona y feliz en nuestros pensamientos, tenemos que seguir dándonos cuenta de que todo lo que perdemos nos hace cada vez más débiles. Crecemos sí, pero a la vez que nos hacemos mayores, vamos perdiendo cada vez más cosas valorables; nuestra niñez, nuestra adolescencia, nuestros recuerdos, nuestras vivencias... No somos la máquina perfecta y si a ello le sumamos las miles de enfermedades que pueden acabar con nosotros, nos quedamos en nada, porque nada es por lo que luchamos, nada es con lo que nos quedamos, y nada somos cuando desaparecemos. Porque aun estando lejos, para muchos otros somos nada, insignificante materia posada en un insignificante proyecto biológico.

Haciéndonos viejos comprendemos que la mayor parte de nuestra vida, la estamos usando de pañuelo, por que al no ser coherente y justa nos obliga a cometer injusticias. Jamás podremos estar completos en cuerpo y alma por que jamás sabremos lo que se es llegar a la paz más plena en nosotros mismos y en el mundo en el que nos rodea, jamás podremos ver crecer y evolucionar nuestro futuro, jamás podremos ayudar a los que necesitan mucho más, si ni siquiera nosotros mismos sabemos cómo ayudarnos para no perecer.

Comparando la distancia con el eterno recuerdo, solo me cabe esperar que aunque todo lo que yo comparto y necesito está lejos, se que alguna vez no volveré a sentirme así, por que se que algún día cuando algo o alguien diga que ya debo de cerrar los ojos por fin, lo único que recordare en ese momento, no es todo lo que pierdo, sino todo lo que dejo, todo lo que de mi queda en este lugar, todo lo que una vez fui y todo lo que ellos recordaran, porque no sufre el que se va, sufren los que se quedan. Y estemos lejos o yazgamos inertes, lo que a ellos les quedará siempre, serán recuerdos. Recuerdos de una vida, que ojalá hubiera sido mejor, pero al fin y al cabo recuerdos, que el paso de los años o las enfermedades se encargaran de borrar. Porque no estamos hechos de oro, ni de hierro... estamos hechos de la sustancia más alterable que haya existido jamás; alterables por sentirnos llorar, alterables por reír, alterables en resumidas cuentas por que da igual lo que pensemos, lo que sintamos o todo lo que hayamos vivido, porque durará escaso tiempo, tiempo que a día de hoy, no sabemos para qué nos sirve.

Aún soñando podemos llegar a la conclusión de que por mucho que tengamos o por mucho empeño que le pongamos a las cosas, desde fuera, solo parecemos pequeños organismos vivientes capaces de ser extorsionados y humillados de tal forma que nos creamos capaces de dominar el mundo, que irónico, cuando ni siquiera sabemos dominarnos a nosotros mismos –la especie matable ha hablado– y quizás no sirva de nada lo aquí escrito, pero si puedo dar fe de que a pesar de ser la sustancia más vulnerable, algo dentro de mí no quiere para de escribir para así demostrar que aunque fuimos puestos aquí para experimentar con todo aquello que nos venga encima, en realidad, hay algo más que nos impulsa a razonar y a creer que esto cambiará.

¿El amor? ¿La amistad? ¿El vivir día a día sin preocupaciones? Ergo, hay algo, aunque no sepamos que.

Supongo que el optimista estará de acuerdo con que todo lo aquí recitado, por muy negativo que sea, debe de ser olvidado, para así mantener el equilibrio moral, o para muchos divino... Por que ponerse una venda en estos tiempos es lo que nos toca hacer a todos, porque evitar el dolor es nuestro deber, y por qué ser feliz, no es más que un engaño del hombre parar tirar pa' lante con decisión (y sin ningún tipo de información). Al menos cabe decir, que ese engaño hace que hoy podamos valorarnos y ayudarnos a evolucionar y poder así crear un futuro, que quizás no sea el deseado, pero si el que por fuerza, nos toque vivir.

Por una vida mejor; por ti, por muy lejos que estén tus te amo, y por ti, aunque ya no estés, distancia y recuerdo eterno, magnifica combinación de fe; la única que debemos tener, porque ningún dogma va acallar todas las dudas que desde que estamos aquí tenemos. Porque somos vulnerables, porque somos imperfectos... porque ni el oro, ni el hierro están presentes en nuestra anatomía, al menos podemos sincerarnos y explicar porque, para nosotros si es bonito luchar.

1 comentario:

mAriaNa™ dijo...

cuanta razón tienes. Y de pesimista nada